Fue en 1770 cuando la Abadía de Montserrat hizo construir una masía en la finca L’Aranyó, un lugar inhóspito y baldío alejado del mar y del monasterio al que fueron destinados los frailes desobedientes. Su castigo, trabajar la tierra y proveer de alimentos a la diócesis. Durante un tiempo, los legos tuvieron que hacer frente a su nueva vida como penitentes, aislados del mundo y rodeados por un clima extremo. Pero pronto descubrieron que precisamente aquellas temperaturas tan típicamente continentales eran excelentes para el cultivo de la vid.
Aquella masía de Los Desterrados, como apodaron a los monjes los lugareños de esta zona situada en el corazón de la comarca de Les Garrigues, en Les Borges Blanques, fue adquirida en 1999 por Bodegas Torres. Se recuperaba así la arraigada tradición de esta tierra con el vino, desvanecida después de que los legos abandonasen el lugar. La superficie del viñedo aumentó hasta alcanzar las 175 hectáreas, repartidas entre las laderas y el valle, una extensión con denominación de origen Costers del Segre que alberga en sus confines una uva de carácter muy especial.
Los inicios de la bodega se remontan casi 250 años cuando algunos monjes de Montserrat fueron castigados a hacer penitencia
Las condiciones climáticas adversas que afectan al territorio, con lluvias escasas, inviernos fríos y veranos calurosos, configuran un producto de excepcional calidad. Son las oscilaciones de temperatura entre estaciones la que llevan a la uva a adaptarse a la escasez hídrica de su entorno, dando lugar al Purgatori, un vino fresco y de gran concentración a cuya singularidad contribuye que durante siglos las vides se hallasen alejadas de las vías de comercialización.
Este vino destaca por su intensidad y su madurez, fruto de su elaboración con garnacha, variedad con la que se producen caldos de tanino graso y sensual; cariñena, tradicional del viñedo mediterráneo, y syrah, que produce tintos suntuosos y con cuerpo. En definitiva, tres tipos de uva de excelente calidad que despliegan todo su potencial después de ser envejecidas de 15 a 18 meses en barrica de roble francés.
Su intenso aroma frutal a moras y arándanos marida perfectamente con guisos de caza, platos típicos de interior o quesos fuertes de pasta cocida
El resultado, con una muy buena acogida internacional, es un vino denso, profundo y sedoso al mismo tiempo, de color granate oscuro y de sutil acidez que le confiere finura y un largo discurrir en boca. Su intenso aroma frutal a moras y arándanos con un agradable atisbo a corteza de naranja lo convierte en el maridaje ideal para acompañar guisos de caza, platos típicos de interior o quesos fuertes de pasta cocida.
Un vino misterioso
Pero una leyenda hace de este pedazo de historia embotellada algo aún más especial. Según se cuenta, pese al éxito que obtuvieron los monjes gracias a sus cosechas, seguían sintiendo la necesidad de redimirse dada su condición de penitentes, lo que llevó a los ángeles a apiadarse de los religiosos bajando en secreto a las bodegas para probar sus vinos. Fue de tan agrado el resultado de su trabajo, que cada año se quedaban con una cantidad, lo que daría explicación a las misteriosas desapariciones de algunos de sus barriles.
Ahora, la etiqueta del Purgatori recoge esta historia sagrada, plasmando con gran delicadeza en una ilustración el momento en el que los serafines elevan al cielo uno de los barriles y en la que se puede apreciar una frase que reza “Perdido sigue el vino de los monjes viticultores. Ya nunca se encontrará. La parte de los ángeles hacia el cielo se fue”
Fuente: http://www.lavanguardia.com/comer/20161230/412945467028/vino-torres-nacido-en-el-purgatori-brl.html
Autor: BRANDS LAB
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