El espectáculo no para en Valtravieso. Los viñedos continúan regalándonos estampas bonitas y fotografías únicas con la naturaleza mostrándose en su máximo esplendor. Es el turno de la floración. Un momento de transformación en la que, una vez superada la fase de tormentas, la flor sigue con su desarrollo y cuyo órgano reproductor, con los estambres y pistilos, se hace totalmente visible. Durante esta etapa, las vides necesitan ciertas condiciones climatológicas. Unas temperaturas alrededor de los 20 grados, además de mucha luz solar y poca agua. Sin olvidar el viento, otro factor determinante.
No todas las variedades son igual de sensibles a la floración. En Valtravieso, la variedad que puede presentar más contratiempos es el Merlot. Es también la más precoz, seguida del Tempranillo. De ahí la importancia del trabajo que va a desarrollar el responsable del viñedo. Pendiente meticulosamente de las condiciones climatológicas y de la evolución de la floración para activar la mejor optimización posible de un proceso que, en esta ocasión, se activó en Primavera y finalizará ya con el Verano empezado.
A la floración le sucederá el cuajado de la vid. La flor poco a poco se irá transformando en el fruto, la uva, para crecer y ganar tamaño. De manera inevitable, el crecimiento de las bayas y su maduración se producirá en el racimo, como preámbulo de la esperada vendimia. |
