La cata de vinos es un arte que exige de una gran sensibilidad sensorial. En ella, no sólo interviene el gusto, sino que también cumplen un papel muy importante la vista y el olfato. Una cata de vinos se ha de realizar en un sitio cerrado y ventilado, con el vino servido en copa de cristal. Se divide en tres fases: una fase visual, donde se ha de apreciar la intensidad y tono del color del vino; después entraría en juego el olfato para descubrir los aromas; y por último una fase gustativa, en la que se saborea el vino y se clasifican los matices amargos, ácidos y dulces.
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