El vino es mucho más que una bebida: es paisaje, cultura, relato. Por eso no sorprende que actores, músicos, escritores e incluso pilotos de Fórmula 1 caigan rendidos a su encanto. Algunos se limitan a poner su nombre en la etiqueta, otros bajan al viñedo, catan barricas y se manchan las manos de mosto. Vamos a recorrer algunos casos curiosos donde la fama se mezcla con la fermentación.
Valtteri Bottas: del podio a McLaren Vale
El piloto finlandés de F1 ha encontrado en Australia una segunda pasión: el vino. En colaboración con Oliver’s Taranga Vineyards, lanzó IHANA Wine, un Shiraz de la región de McLaren Vale.
“Ihana” en finés significa maravilloso, y la producción inicial fue de apenas 5.000 botellas, casi un guiño a la exclusividad. Lo interesante es que Bottas no solo presta su nombre: participa en la vendimia, en el blending y en las catas. Un corredor que, al bajarse del coche, pisa fuerte también en la viña.
Bon Jovi: rock, familia y rosado
Jon Bon Jovi y su hijo Jesse, junto al enólogo Gérard Bertrand, han creado uno de los rosados más comentados de los últimos años: Hampton Water. Nacido en Languedoc pero inspirado en el estilo de vida de los Hamptons, combina marketing familiar con calidad real.
El proyecto empezó como una broma: Jon llamaba al rosado “pink juice”. Jesse le dio la vuelta al nombre y acabaron construyendo una marca global, que incluso ha sacado un espumoso rosé, Hampton Water Bubbly. Una muestra de que el rock también puede sonar a frescura veraniega en copa.
AC/DC: vino en clave eléctrica
En 2011, los australianos lanzaron su propia gama de vinos en colaboración con Warburn Estate. Cada etiqueta era un homenaje a una canción mítica: Back in Black Shiraz, Highway to Hell Cabernet Sauvignon, Hells Bells Sauvignon Blanc.
¿Marketing? Sí. ¿Un guiño irresistible para fans? También. El vino se agotó en Australia y Nueva Zelanda en semanas, demostrando que el rock y el vino también pueden maridar… a todo volumen.
Dolores Redondo: literatura y terruño navarro
La escritora donostiarra, autora de la célebre Trilogía del Baztán, siempre ha reivindicado el vínculo entre su obra y la tierra navarra. No tiene bodega propia ni vino con su nombre (al menos por ahora), pero su literatura funciona como un puente entre el paisaje, la gastronomía y la cultura del vino de la zona.
En sus presentaciones, no es raro verla acompañar sus historias con referencias al entorno vinícola de Navarra, recordando que la novela y el vino comparten algo en común: tiempo, raíces y memoria.
Cuando la fama se embotella
Estos ejemplos muestran que no hay una única forma de acercarse al vino:
- Bottas lo vive desde la práctica, bajando al viñedo.
- Bon Jovi construye una marca familiar con proyección internacional.
- AC/DC aprovecha el guiño rockero para llegar a sus seguidores.
- Dolores Redondo aporta el relato, el imaginario, la inspiración cultural.
Al final, el vino con famosos puede ser postureo… o pasión auténtica. Lo cierto es que, detrás de cada etiqueta, siempre hay una historia que contar. Y ya sabemos que una copa de vino, con buena música, un libro o la emoción de una carrera, siempre sabe mejor.
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