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Tecnología puntera para detectar el fraude en la composición del vino

El negocio del fraude alimentario en Europa se mide en miles de millones de euros, y uno de los productos más falsificados es el vino. gracias a la utilización de técnicas puntras es posible comprobar la calidad y la procedencia de las uvas, para proteger así a productores y consumidores.

En las últimas décadas, se han utilizado técnicas para adulterar el vino cada vez más difíciles de detectar. Por lo tanto ha sido necesario desarrollar métodos más potentes para poder autentificar los caldos.

Este «trabajo de forense» lo coordina el “Centro Común de Investigación de la UE” Se comprueba la composición auténtica de los vinos, recogiendo muestras en las regiones de producción como estos inspectores en los viñedos del Etna. Y para ello se emplean técnicas analíticas punteras.

Grazia Laura Gambino, química explica que “para verificar si un vino es auténtico, obtenemos las proporciones isotópicas en la muestra oficial y las comparamos con las que tenemos de referencia. ¿Cómo? Primero consultamos la base de datos, seleccionamos las muestras de referencia según el origen de la uva, el año, su Denominación de Origen Protegido y contrastamos los parámetros obtenidos sobre el terreno, con los de la base de datos”

Después de haber recolectado muestras de uva, los investigadores producen vinos microvinificados, que luego se analizan mediante técnicas sofisticadas para determinar las características isotópicas del alcohol y el agua de ese vino.

Algo fundamental si se tiene en cuenta que el fraude en el vino viene principalmente de su dilución con agua o de la adición de alcohol o azúcar.

Estos datos luego se envían al banco de datos europeo sobre el vino, situado en Centro Común de Investigación, en Geel (Bélgica).

En los laboratorios del CCI utilizan tecnologías basadas en el estudio del átomo para para identificar cada cosecha.

Vasiliki Exarchou, química nos enseña una “muestra de alcohol obtenida tras la destilación de un vino. Si por ejemplo, hubiéramos añadido azúcar para aumentar su nivel de alcohol, la imagen final sería diferente”, dice.

La resonancia magnética nuclear y la espectrometría de masas son las herramientas analíticas más potentes para la autenticación del vino, ya que proporcionan una imagen a nivel atómico de la muestra. Esos átomos revelan por ejemplo la latitud, la altitud, la temperatura o la cantidad de lluvia que recibieron las uvas.

Éric Aries, químico, explica que en su departamente se tenermina “en particular el oxígeno presente en el agua del vino. El oxígeno en Europa varía según la latitud, asi que por ejemplo: los vinos que se producen en Sicilia tienen valores de oxígeno más altos que los que se producen en Alemania”.

Todos los años, los investigadores de toda la Unión Europea actualizan los perfiles de todos los vinos producidos en cada país de la unión. Una ingente cantidad de datos que se envía aquí al CCI de Geel

El presidente del centro de referencia europeo para el control en el sector del vino Alain Maquet, explica que “todo esto nos permite tener un conjunto de datos por país, por región, por variedad uva, que certifican su autenticidad. Cada año se suman 1.600 muestras a esta base de datos que de momento cuenta con más de 20.000 muestras”

Estas informaciones, están a disposición de todos los estados miembros y son cruciales si hay sospechas de que un vino está adulterado y se precisa una acción legal.

Fuente: http://es.euronews.com/2017/10/23/tecnologia-puntera-para-detectar-el-fraude-en-la-composicion-del-vino

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