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Torrontés, la segunda cepa emblemática de la Argentina

¿Es su origen realmente incierto?

¿Qué sucedió botánicamente para que exista?

¿Cuántos tipos de uva torrontés existen en Argentina?

A continuación trataremos de develar las incógnitas.

1. ¿Origen incierto?
Cuando llegó el clero a América descubrió que las uvas que existían no servían para la producción de vino ya que ninguna era vitis vinífera sino vitis riparia, rupestris, labrusca, berlandieri y cordifolia.


Gracias a declaraciones del escritor e historiador hispanoperuano, -cusqueño más precisamente- Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega, (Virreinato del Perú, 12 de abril 1539 – Córdoba, España, 23 de abril 1616) considerado el “Primer mestizo biológico y espiritual de América” y el “Príncipe de los escritores del nuevo mundo”, nos llega un poco de la historia de cómo de a poco la vitis vinífera va siendo implantada primero en Perú, luego en Chile para llegar inmediatamente a la Argentina.

Los aborígenes amaban un brebaje hecho de zara -maiz cocido- y agua y cuenta Garcilaso que un español curioso creó un almácigo hecho de pasas de uva traídas de España y que de algunos de ellos, nacieron sarmientos pero tan pero tan débiles que debieron permanecer en el almácigo más de 4 años. Una vez bien fuertes, los sarmientos fueron plantados.

Las uvas eran tanto tintas como blancas y dícese que el primero en tener su viñedo en Perú y por consiguiente en las Américas, fue el adelantado Don Bartolomé de Terrazas, (lugarteniente que llegó con Francisco Pizarro…). El mismo señor viajó a Chile con otro adelantado, Don Diego de Almagro, quien luego de obtener sus primeras uvas en 1555 en Achanquillo en la provincia de Cuntusuyu, envió 30 indios cargados con sus hermosas uvas a Garcilaso de la Vega su mejor amigo, con el fin de que todos los señores de Cuzco pudieran probar esas uvas deliciosas. Con esas uvas se hicieron más de 4 mil ducados…

Diego de Almagro


Según parece el primer vino que tomaron era un blend de uvas blancas y tintas españolas, ya que el mismo Garcilaso comparó el color con un vino español que había tenido el honor de probar y notó que el originado en sus tierras era un poco más blancuzco que aquel casi negro traído de España.

El investigador portugués (se lo puede contactar en linkedin) Raúl Riba D´Ave, en su libro “Vinos de Argentina” afirma con respecto a su origen: “No es una variedad criolla, ni tampoco se encuentra en Europa. Se piensa que podría haber sido un cruzamiento entre algún tipo de uva moscatel (con las cuales tiene semejanzas) y una variedad criolla. Por este hecho, se puede decir que el Torrontés es, casi seguramente, exclusivo de Argentina.”

Uva moscatel
2. Llega a la Argentina de la mano de…


Fue Don Francisco de Aguirre, fundador de Santiago del Estero, -primero en la foto- quien trajo la vitis vinífera a la Argentina en 1553 y llega a la provincia de La Rioja de la mano de Don Juan Ramírez de Velasco en 1591, (única imagen encontrada con nitidez de Velasco dominando a los aborígenes). A partir de este año se comienzan a distribuir y replicar con estacas y semillas en todas las fincas que se fundaran, como las de Anguinán (1600), Nonogasta (1611), Vichigasta (1631), Sañogasta (1640), Malligasta (1643) y Chilecito (1715).

3. La vitis vinífera “Torrontés Riojano”…


Este nuevo cepaje traído por los españoles, sufre un cambio de genotipo en nuestras tierras argentinas como consecuencia de su plantación –de semilla, lo que implica una fase sexual y por consiguiente un cambio probable de genotipo) y es en el Valle de Famatina donde alcanza su máxima expresión, debido y merced a la selección inconsciente realizada a través de los años por los colonos, (siempre se extraen las estacas de las mejores plantas para replantar).

Valle de Famatina, La Rioja, Argentina. Ideal para el
Torrontés Riojano

El Valle de Famatina tiene una altura de más de 1.100 metros sobre el nivel del mar. Los suelos son aluvionales, franco-arenosos, de baja humedad, las precipitaciones alcanzan los 150 mm anuales, poseen alta luminosidad y una amplitud térmica promedio en época estival de 334-37º C durante el día y desciende a 16 – 18° C por las noches. Todo esto favorecido por la orientación sur-norte de los cordones montañosos, que evita que los primeros y los últimos rayos incidan directamente sobre las vides. Este ecosistema geográfico de la zona vitivinícola, concreta el factor geo-edafológico que actúa como elemento selectivo, imprimiendo características típicas a la variedad de vid dominante. Es el tramo geobotánico de la evolución del que resultó la variedad Torrontés Riojano con una identidad propia que la distingue del mismo cepaje cultivado en otras zonas vitícolas.

3. En Argentina hay tres tipos de uvas TORRONTÉS.

Los tres tipos de vitis vinífera de la cepa torrontés que existe en Argentina son la torrontés riojano, torrontés sanjuanino y torrontés mendocino. En Salta está implantada la torrontés riojano.

El investigador Raúl Riba D´Ave, anteriormente citado, ha dicho que “el hecho de que se denomine a estos cepajes con nombres de provincias hace creer que son provenientes de ahí, cuando tampoco es así. El único y verdadero Torrontés es el Torrontés Riojano, que está implantado en varias zonas del país y no solo en La Rioja, como el nombre sugiere”. Por supuesto que éste fenómeno ha sucedido con los años y con la profesionalización tanto en el tratamiento de los suelos como de los viñedos.

Si bien actualmente existen vinos fabulosos en todo el país desde la Patagonia a Salta, haciendo un stop en Mendoza, donde se prueba año a año la fermentación del vino torrontés en barricas de roble francés, los vinos provenientes de la provincia de Salta, cuya cepa es la riojano, han alcanzado la excelencia por su tipicidad, aromas, color y peso en boca.

En la provincia riojana encontramos un Torrontés delicado con preeminencia a notas frutales de pomelo, manzana y lima. La Coop. La Riojana produce un vino emblemático de la zona, además dos espumantes de la cepa, uno brut y uno dulce. El maridaje perfecto para estos vinos son los quesos de cabra especiados con pimienta y orégano.

El salteño en nariz es más floral -rosa, jazmín- y ofrece en boca más volumen y un toque más salvaje. El maridaje para estos vinos ideal son las empanadas salteñas, con carne cortada a cuchillo y mucho jugo.

Una caminata en verano entre las viñas de torrontés en cualquier lugar donde esté plantada en Argentina, (desde fines de febrero hasta fines de marzo) es un placer para los sentidos: El perfume de las uvas maduras que emana de los racimos es tan maravilloso, sensual y endorfínico (una palabra inventada para expresar la sensación de producción de endorfinas en la mente que emborracha de placer el espíritu) que uno se siente en medio de la Pandora de James Cameron.

Para finalizar, en esta nota hemos demostrado que Argentina no pertenece al “nuevo mundo” vitivinícola, ya que la vitis vinífera plantada en estas tierras data del siglo XVI, (Virreinato del Río de la Plata).
Como conclusión, si no ha probado un vino torrontés argentino, no ha degustado uno de los placeres más grandes de la vida y de la vitivinicultura del -viejo- mundo 😉 .


Silvia Ramos de Barton
Sommelier

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