Sin categoría

El lenguaje del vino.

El lenguaje usado para describir un vino siempre se vuelve menos prosaico y más poético a medida que fluyen las copas.
El describir un aroma o la sensación que deja en la boca muchas veces se convierte en la labor de un poeta más que en la de un catador.

Una de las cosas que diferencia al catador serio del bebedor casual es el deseo de poder dar una descripción objetiva de lo que está degustando.
Tanto los aficionados como los poetas tienen que poder transmitir y plasmar sentimientos y afectos con palabras, y esto a veces se complica bastante.

La subjetividad en aromas y sabores llevó a que grupos académicos en California y Australia, respectivamente, diseñaran marcos y terminologías para describir los aromas en el paladar de los vinos. El primer intento sistemático de describir aromas y de clasificarlos lo hizo Ann Noble, en Berkeley, en los años 80.
Ella diseñó una ‘rueda de aromas’, que los clasifica en 12 categorías y luego en subcategorías.
Esta es útil para el novato y para el conocedor. Además, si se familiariza uno con los términos de olores, puede lograr que la gente crea que uno sabe más de lo que sabe en realidad.
Su uso se ha extendido y es relativamente fácil encontrarla en páginas de Internet dedicadas a temas de vinos.

El intento de hacer lo mismo con la sensación que proporciona un vino no ha corrido con la misma suerte. En el año 2000 un grupo de expertos en Australia publicó un ‘Mouth feel wheel’, que quiere decir la rueda de la sensación en boca que deja un vino.
Ellos intentaron estandarizar, por primera vez, la terminología de las sensaciones. Estas son más difíciles de articular y de transmitir que un aroma.
No es tan difícil lograr un acuerdo entre personas sobre si un vino tiene aroma a rosas o a cerezas, pero sí cuando se trata de decir si deja una sensación sedosa, peluda o cremosa en la boca.
Estas y muchas otras palabras han sido propuestas por el grupo australiano para describir los vinos. En algunas catas he escuchado que el vino “agrada siendo aterciopelado y sedoso a la vez en la garganta”. Yo no sé a los lectores, pero a mí no me suena que meterse un pedazo de terciopelo seguido de seda en la garganta podría ser una sensación agradable.

Por eso pienso que un sistema de descripciones de sensación en la boca está todavía por perfeccionarse. Mientras tanto tendremos que recurrir a la mundana prosa y a la poesía inspirada por musas para poder compartir lo que se está sintiendo al beber un vino.

Más fácil es decir “me gusta, ¿y tú que opinas?”.

Fuente: Cavaargentina.com
Link a la nota: http://cavaargentina.com/es/curiosidades/poesia-y-prosa-del-vino.html

Deja una respuesta