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El vino se reinventa

Llega a Europa un nuevo concepto denominado wine on tap, que al igual que muchas innovaciones en el mundo del vino, se ha originado en EEUU: es el vino en barril. Restaurantes de las principales ciudades del país norteamericano como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Atlanta han estado vendiendo vertiginosamente vino de barril desde 2011. El pasado año 2014, el número de establecimientos con servicio de venta de vino directamente de barril en Estados Unidos se incrementó un 68%. Proyectos como Free Flow Wines, creado en 2009, o The Project Gotham, que hizo su debut en 2011, fueron precursores de esta nueva manera de comercializar el vino. Que este tipo de vinos en barril se sirva en lugares emblemáticos como el Grand Central Oyster Bar en la estación Grand Central y Terroir en Manhattan, ayudó a cambiar la forma en que los estadounidenses consumen vino.

ParaCharles Bieler, uno de los precursores de esta forma de comercialización, cofundador de The Project Gotham, no sólo se está vendiendo «un nuevo concepto», sino que además se está ofreciendo una mayor calidad de producto. «Queremos ofrecer vinos que pueden competir con los mejores del mundo en calidad y en precio», afirma Bieler. En la actualidad esta firma ofrece vinos en barril de varias regiones vitivinícolas del mundo: Alemania, California, Italia, Rioja (España), o Argentina, entre otros.

Cruzando el ‘charco’, en Londres, parece que la tendencia coge fuerza. Impulsado por establecimientos como la cadena Vinoteca, que fue uno de los primeros en unirse a la moda norteamericana, convirtió en todo un éxito la dispensa de vinos de barril mediante grifo. «Está funcionando incluso mejor de lo que esperábamos», explica el cofundador del establecimiento, Charlie Young. «La gente pide vino según lo van necesitando con los platos. También funciona muy bien como acompañamiento veraniego y por las noches. Está siendo un absoluto éxito. Vendemos más Riesling de barril que cualquier otro de nuestros vinos en botella», afirma Gus Gluck, gerente de Vinoteca.

Otro caso de éxito, en el barrio londinense de Soho, es el restaurante especializado en mariscos y pescados, Rex & Mariano que, bajo una cuidada estética de griferías cromadas y marcas de vinos escritas con tiza blanca sobre pizarras, ofreciendo al tiempo una imagen de tradición y calidad, dispone actualmente de una gama de más de 50 vinos de barril. «Lo vimos en EEUU y sabíamos que era algo que teníamos que traer al Reino Unido», explica Marcos Andrés, responsable de compras del establecimiento, y agrega: «Los vinos en barril con los que trabajamos tienen un sabor tan fresco que parece que salieron directamente de la bodega a la mesa». Adam Green, director de este mismo establecimiento, afirma que «las barreras comerciales a este nuevo modelo de ventas del vino están en las limitaciones mentales del hostelero y no en los clientes, que siempre están abiertos a probar nuevas cosas. Es necesario que los restaurantes y bares salgan de su zona de confort», revela Green. Eso sí, puntualizando que para que este sistema funcione es imprescindible «no servir los vinos más baratos, sino vinos de calidad».

La recientemente inaugurada cadena Burger & Lobster en Threadneedle Street (Londres), también ofrece a partes iguales tintos y blancos de calidad en barril, y entre sus referencias nos encontramos un vino español, un albariño de las Rías Baixas. El restaurante de lujo Avenue en St James acaba de dar el salto con éxito a los vinos de barril, demostrando que el concepto es capaz de ir más allá de los establecimientos casuales o más informales. Avenue es el primer restaurante clásico en vender wine on tap. Y todo apunta a que otros sitios como D&D London o Gordon Ramsay Holdings se sumarán a la tendencia.

Los beneficios del vino de barril son obvios: ahorra una cantidad considerable de costes de envasado y envío, ya que sólo se vende el vino no el envase (mecanismo similar a la cerveza). Además, el cliente puede optar por probar varios vinos sin tener que comprar una botella completa. Los barriles reciclables son también considerablemente más ecológicos, reduciendo la huella de carbono de un vino y ahorrando espacio de almacenamiento en restaurantes. En cuanto a la calidad del vino, el formato de barril asegura que el vino se mantenga sin contacto con el aire y por tanto en perfecto estado durante mucho más tiempo, lo que garantiza al consumidor un sabor fresco en cada copa. Por último, el vino servido de este modo entraría en competencia directa con el mundo de la cerveza, al ofrecer un consumo más económico, más flexible, casual, e informal.

Yo no estoy tan segura de que otros países -entre ellos España- estén tan preparados para esta innovación. Veremos si el consumidor responde positivamente ante esta nueva tendencia.

Fuente: http://www.granadahoy.com/article/granada/2095790/vino/se/reinventa.html

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