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La poda, técnica crucial en el cultivo de la vid

Cuenta la leyenda que un día un campesino observó que las vides silvestres cuyas ramas habían sido comidas y cortadas por sus burros en invierno, dieron las mejores uvas cuando fue a comérselas. Una casualidad que evidenció los beneficios de la poda sobre la vid y motivó que esta accidentada experiencia se acabara imponiendo como un arte habitual. 

Lo que sí es cierto es que la poda, en la que ahora se encuentran algunas de las fincas de Valtravieso, es una parte esencial para garantizar el mantenimiento de la vid. Con la poda se consigue reducir la parte vegetativa de la cepa, se limita el crecimiento natural, disminuyendo así el rendimiento y mejorando la calidad de la uva. En esencia, lo que se pretende es optimizar los recursos de la cepa, dejar las yemas adecuadas y conseguir así la mejor uva posible. 

No se trata de un proceso que se deja a la improvisación. Todo lo contrario. Es un trabajo meticuloso en el que la intuición e incluso algo de estrategia por parte del experto, el responsable del viñedo, juegan un papel fundamental.

 El compromiso de Valtravieso con la poda es muy grande. Esta circunstancia ha motivado la formación técnica que año tras año acoge en sus viñedos. Un curso dirigido a técnicos y viticultores en el que durante un fin de semana los asistentes pueden profundizar en los conceptos clave de la poda como son los órganos de la viña, su ciclo vegetativo y reproductivos o las técnicas, sistemas y herramientas de poda.

Existen varios tipos de poda, entre ellos, la poda en vaso, la poda en cordón y la poda en Guyot. Dependiendo de la zona o la variedad de la uva, se seguirá una u otra. Esta se alargará hasta mediados de abril, aproximadamente. En Valtravieso la poda se encuentra justo en su ecuador, aunque en las parcelas con más riesgo de helada, este proceso se dejará para el final.