Después de unas condiciones climatológicas adversas durante las primeras fases del ciclo vegetativo, el verano se presentó de manera definitiva y radical, para completar la maduración de la uva y aproximarnos a una fecha habitual de recolección.
La vendimia comenzó a principios de la segunda quincena y la producción se incrementó en algo más de un 25 % respecto al año anterior. La uva presentaba un aspecto sanitario muy bueno, limpio y turgente, con características organolépticas específicas y aromática bastante concentrada.
Los rendimientos en mosto fueron más bien bajos, presentando graduaciones algo más elevadas que en la añada 2009 pero con acideces altas y equilibradas.
En general, se han dado unas condiciones muy favorables, que junto con el perfil de los mostos,
se puedan definir unos vinos singulares de largo recorrido.
