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CERVANTES, QUIJOTE, MANCHA, VINOS Y OLE!!

Es sabido que el siglo de oro español en la literatura, está inseparablemente ligado a la compañía del vino, y así lo demuestran obras de Lope de Vega, o de Francisco de Quevedo, pero el autor que más lo ha reflejado, quedó en el imaginario popular, siendo, seguramente, la máxima expresión de la literatura española, Miguel de Cervantes Saavedra, con su gran obra El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, la cual es considerada una de las más importantes obras de la literatura universal.
En este libro, Miguel de Cervantes, va a narrar la vida de Don Quijote, un hidalgo manchego que va a ir en busca de aventuras, imaginando que alguien narraría posteriormente su historia, pero este protagonista, (en una ironía del autor), va a perder la cabeza con la lectura de vacíos libros de época de caballerías. Enloquecido, el Quijote, va a pedir ser nombrado caballero, en este recorrido lo va a acompañar Sancho Panza, quien será el que lo va a enaltecer durante todo el viaje, el cual lo encontrará luchando contra gigantes imaginarios, que no serán otros que grandes molinos de viento, sobre el final, los roles se van a invertir, Don Quijote recobrará su cordura, y Sancho perderá la cabeza.
A lo largo de todo el desarrollo de la obra, Cervantes va a hacer muchas menciones del vino, principalmente en la figura de Sancho, ya que como caballero, Don Quijote no podía beber mientras cabalgaba, y esa figura Cervantes, la respetaba, (no así el papel de la caballería, a la que ridiculiza), y es que van a utilizar al vino hasta para curar las heridas del Quijote, mezclándolo con aceites, sales y especies. Todo este épico recorrido lo van a realizar por La Mancha, Cuenca, Toledo, Albacete y Ciudad Real, y Cervantes lo narra en el capítulo ocho, donde refiriéndose a Sancho, señala…”de cuando en cuando empina la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodogonero de Málaga”, o describiendo en Sancho su afición por el vino, en el momento en que Don Quijote le recomienda….”Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado, ni guarda secreto ni cumple palabra”. Este escritor, (que alguna vez sostuvo que “la pluma es la lengua del alma”), va a escribir en su obra, un placer que lo expresaba como propio…“Llenáronse de regocijo los pechos porque se llenaron las tazas de generosos vinos que, cuando se trasiegan por la mar, de un cabo a otro, no hay néctar que se les iguale.”
Evidentemente resulta sorprendente cuando uno relee estas grandes obras, como el vino en todas sus expresiones, posee un rol protagónico, y no es casual que grandes escritores clásicos de la talla de Boccaccio, Rabelais o Cervantes hayan expuesto a la figura del vino como un arte con luz propia, y junto a la literatura, representan a dos de los placeres que nos deleitan día a día. Bon Appetit.
http://cultura-vino.blogspot.com

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