Noticias

De la vendimia al descube.


Del ritmo frenético a
la calma en Valtravieso
Sensibilidad, paciencia y mucha calma. Así son estos días en Valtravieso. “Y es que tras la tempestad, llega la calma”, recuerda el enólogo y director técnico de Valtravieso, Ricardo Velasco. Atrás quedan los intensos días de la vendimia. Frenéticos, a contrarreloj y concentrados en pocas semanas. En esencia, la recogida de una uva que durante meses se ha cuidado con mucho mimo, esmero y que ahora sigue su proceso hacia el vino, pero esta vez reposando en depósitos esperando que se inicie el proceso de prensado: la acción de separar el vino de los hollejos o pieles de uva tras la fermentación alcohólica.
 
Se trata de obtener lo mejor de la uva. Un paso esencial en la interpretación de la añada. De ahí que acertar en el inicio del descube sea determinante. Las uvas han estado en torno a 30 días macerando y con las pieles infusionando, quedando el vino (más denso) abajo del depósito y el sombrero (hollejos de las uvas) arriba. Y es a través de análisis y catas cómo se toman decisiones: “Llegamos al momento que consideramos idóneo del descube interpretando las analíticas. También a través de sensaciones. Es un equilibrio de ambas cosas: entre los datos y lo sensorial. También de la experiencia, de los resultados obtenidos en el pasado”, argumenta Ricardo Velasco. 
 
Tras el descube, que es gradual según las parcelas, el vino entrará en un momento de calma total. La fermentación maloláctica se activará y con ella, un paso más del apasionante ciclo de un vino que estará en la mesa de los consumidores dentro de 10 meses, en el caso del Finca Santa María; dentro de 2 años en el Crianza y 3 años, en el Reserva.