Los investigadores del Centro de Nutrición y Envejecimiento de la Universidad de Tufts han encontrado que esta relación era más fuerte en el caso de la cerveza y el vino, mientras, la densidad mineral ósea fue significativamente más baja en hombres que bebían más de dos copas al día. Los resultados sugieren que un consumo moderado regular de cerveza o vino es capaz de tener efectos positivos en los huesos, mientras un consumo elevado de alcohol puede contribuir a la pérdida ósea.
El estudio analiza la densidad mineral ósea en muestras tomadas en tres puntos de la cádera y en la espina lumbar de 1.182 hombres, 1.289 mujeres postmenopáusicas y 248 mujeres premonopáusicas. Los participantes faciltaron su ingesta de alohol en cuestionarios dietéticos. Una dosis de cerveza equivalía a un vaso, botella o tercio, mientras una de vino era igual a un vaso de 118 mililitros, y una copa era el equivalente a 42 mililtros de licor.
Tras ajustar diversos factores que podían contribuir también a una buena densidad mineral ósea, tales como la ingesta de silicio o calcio, los autores vieron una asociación entre una óptima densidad mineral y un consumo moderado de alcohol. En especial, esto se advirtió en hombres que reportaron un consumo de uno o dos dosis de alcohol diarias (una combinación de ceverza, vino y licor) o una o dos dosis de cerveza diaria.
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