Hace poco recibí por correo una botella de medio litro de éste vino que no conocía. Tenía curiosidad por probarlo, pues es un vino que he visto en muchos bares (por lo menos, en la ciudad en la que vivo). Aun diría más: Es un vino sujeto a una campaña de publicidad importante, agresiva, pues se fomenta su venta en locales y se publicita incluso en cartas y tablones de anuncio de varios sitios que usualmente frecuento.
Asi que, mediante un contactillo que uno tiene por ahí, me hice con una botellita de medio litro mediante envío postal.
Y he de decir que he salido trsquilado. No llegué ni a acabarme el caldo que me serví en la copa, asi que imaginad donde fue lo demás. El vino empezó bien, sacó nada más ser abierto un buen olorcillo, pero al poco se transformó en un poderoso olor a alcohol. Dejé orear un rato, no sin antes ser exiliado de la cocina por la jefa por la “peste a vinazo que estaba dejando” (cito palabras textuales).
Y probé. Y me llegó un sabor incierto, indefinido, con una aspereza fuerte. Seguí dando opción, y dejé orear otro rato. La aspereza subió, sin conseguir sacar sabor u olor a algo usual, algún recuerdo. La sentencia estaba clara. La pila de la cocina estaba esperando su próxima victima. Ahi murió aquella cata.
Asi fue la cosa. Siento ser tan directo, y sincero, pero soy incapaz de entender y asimilar los conceptos de bienpensante y politicamente correcto que en la sociedad actual imperan.
Soy de la EGB, que le vamos a hacer. Yo no estudié “conocimiento del medio” en lengua periférica.
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