Félix Callejo (Junio, 1943) nace en Sotillo de la Ribera, dentro de una familia con una larga tradición en el mundo del vino. Tanto su abuelo Faustino, como su padre Félix, poseían viñedo, además de ser “corredores de vino”, una especie de agente comercial, encargado de vender las partidas de vino elaborado en Sotillo. A los 16 años, tuvo que asumir las riendas del negocio familiar tras la muerte de su padre. Inquieto por naturaleza, siempre tuvo el sueño de elaborar su propio vino. Este sueño se consolidó cuando conoció a Pilar, y juntos comenzaron una aventura llena de esfuerzo y duro trabajo. Pilar, maestra de profesión, ha sido clave en el éxito de este apasionante proyecto. La recompensa llega en 1989, cuando sale a la luz la primera cosecha. Desde el principio su máxima ha sido la de dar a conocer la grandeza de nuestros vinos, haciendo viajes por todo el mundo, desde Japón hasta América, asistiendo a Ferias, contactando con nuevos clientes. Ha sido pionero, siempre con su botella debajo del brazo, al introducir los vinos de Ribera del Duero, en países donde apenas había cultura del vino.
En los tiempos que corren y saliendo al mercado cada día un vino nuevo , ¿Que os hace diferente a las demás bodegas ?
Somos una bodega con mucha experiencia, nuestro padre empezó hace más de 24 años, con un capital humano joven, con gran pasión por nuestra tierra, y con viñedo propio en una de las zonas más privilegiadas de la Ribera del Duero, Sotillo de la Ribera.
Llevamos tiempo pensando en como acercar los vinos a los jóvenes… ¿ Como lo haríais vosotros ?
Las degustaciones, la asociación con eventos juveniles, como conciertos, (SONORAMA), la imagen más desenfadada de las etiquetas, etc.
¿ Creéis que la crisis en nuestro sector esta llegando a su fin ? Sino es así , la solución es exportar a China y a Rusia…por cierto, ninguno de los dos países tiene cultura vitivinícola.
La solución pasa por exportar.
Por ultimo, con que maridarías tus vinos…algo diferente.
Con sushi!