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Repercusiones en Argentina por el rechazo de sus vinos en Alemania

Siguen las repercusiones del rechazo alemán a los vinos argentinos por contener natamicina. El ámbito de la vitivinicultura reaccionó – como lo demuestra esta nota del Diario Los Andes de Mendoza de hoy viernes 15 – con desazón por el episodio. Hay voces que atribuyen la medida europea como un hecho intencional para perjudicar los envíos argentinos. Se especula con el agregado en destino de este compuesto, aunque la titular de Wine of Argentina reconoció el uso de natamicina en el proceso de limpieza de los equipos de vinificación.

Cómo llegó a las botellas y qué volumen afecta todavía no está claro. Tampoco por qué se detectó el compuesto en 7 bodegas de las 32 que habitualmente exportan a Alemania. Lo cierto es que el gobierno de aquel país no autorizó la entrada de al menos 8 lotes de vino originario de Mendoza y Neuquén que habían llegado hace un tiempo a puertos germanos, luego de detectar rastros de natamicina, un antibiótico que pese a no ser tóxico está prohibido en productos de consumo habitual.

En Europa está vedado tratar a los vinos o importar aquéllos que contengan natamicina, un fungicida empleado en la corteza de quesos y embutidos para preservarlos. En cambio, la legislación de nuestro país lo permite en ciertas fases de la industria vitivinícola y en principio no señala una maniobra intencionada.

Wines of Argentina, el organismo que nuclea a las bodegas exportadoras y está encargado de la promoción externa, salió a fijar una posición institucional. A través de un comunicado firmado por su titular, Susana Balbo, WofA señaló que “en Argentina, el uso de natamicina no está autorizado durante la etapa 2 de vinificación (Producción). Sin embargo, está permitido durante la etapa 1 (limpieza de tuberías, barriles y equipos de vinificación) y es un componente de productos de limpieza de uso aprobado por las autoridades argentinas (INV)”. Un ejemplo es el Nat-3000, producto usual en limpieza de barricas para evitar gustos indeseados.

Después de sostener que la ingesta de natamicina “no es perjudicial para la salud”, y que “por más de 40 años ha sido utilizada en la industria alimenticia”, se enfoca en que “los niveles encontrados están muy por debajo de la ingesta diaria aceptada, definida por el Comité del Codex para Aditivos Alimenticios y Contaminantes de la FAO. La natamicina no aparece en el Reglamento 606/2009 de la Unión Europea y, por lo tanto, no está autorizada en los vinos vendidos en la Comunidad”.

Entonces, ¿qué ocurrió? Según explicó el INV ayer, existe una marcada diferencia de sensibilidad en la capacidad de detección del compuesto: mientras la técnica usada aquí, el HPLC (siglas en inglés de Cromatografía Líquida de Alta Eficiencia), puede captar hasta 300 microgramos por litro, el más moderno equipamiento de laboratorios alemanes percibe hasta 10 microgramos.

Aun así, en la industria crecen las conjeturas de un agregado intencional en destino, vinculándolo a intereses del mercado vitivinícola europeo frente al crecimiento de las exportaciones argentinas, y hasta de un fuerte lobby de la industria farmacéutica. Incluso algunos van más allá y lo ven como una barrera para- arancelaria encubierta, para frenar la evolución argentina.

El caso se reveló en noviembre, y hubo un pedido de apoyo a la Cancillería argentina, dispuesta a reclamar por “discriminación”.

“Pueden haber errores o inconsistencias de análisis. Acá se reconoce que no hay dolo, sino al menos adición involuntaria; se pudo comprobar que un mismo vino dio tres resultados distintos en tres laboratorios diferentes”, indicó por su parte Balbo.

De hecho, la bodega Marañón, una firma que despachó un volumen a granel para ser fraccionado por el importador alemán, ya puso a disposición muestras para ser analizadas.

Acuerdo con Inglaterra

Ante esta situación, el INV, anunció su presidente, Guillermo García, decidió invertir u$s 500 mil en la compra de tecnología de avanzada, y adaptar el protocolo analítico. Hasta ese momento, certificará los próximos despachos en conjunto con el Ciati (Centro de Investigación y Asistencia Técnica) dependiente del INTI, que dispone de un nivel tecnológico parecido al europeo. Con ese respaldo, hay un acuerdo provisorio con Holanda y Reino Unido, principal mercado europeo, para evitar que la experiencia se repita: de hecho, las autoridades británicas accedieron momentáneamente el ingreso de vinos argentinos bajo esas condiciones. Igualmente, WofA resolvió abandonar de inmediato el uso total de la sustancia

Fuente: Diario Los Andes- Redactor: Miguel Angel Flores

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