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Solo quedan cuatro productores de vino y pisco en Surco

Cuando se realizó la primera vendimia en Santiago de Surco, en 1938, Luis Eduardo Carlini, de la Bodega Cruceta, tenía 8 años y su distrito era conocido por acoger a un número importante de viñedos. Actualmente, solo quedan cuatro bodegas.

La expansión de la capital y la reforma agraria de la década de 1970 -explicó don Luis- fueron los hechos que ocasionaron que los campos de cultivo de uva desaparecieran paulatinamente hasta que no quedara ninguno.

“No creo que yo sea un sobreviviente. Lo que pasó fue que la ciudad creció y los viñedos fueron reemplazos por las casas hacienda, pero muchos de ellos dejaron de producir”, indicó.

Los viñedos de la familia Carlini están en Pachacamac, Huacho y Cañete, donde hacen diferentes tipos de vino y pisco, que luego venden en su bodega, ubicada en la zona de San Juan Grande.

José Ugarelli, de la Viña San Lorenzo, creció en medio de los cultivos de uva y de las barricas donde su padre guardaba el vino. Recordó que, cuando era pequeño, la vendimia era más que especial porque todos los productores del distrito se reunían y festejaban el éxito del trabajo de un año.

“Algunas cosas han cambiado, pero lo importante es que esta fiesta se siga realizando. Solo quedamos cuatro viñedos, somos sobrevivientes y, aunque la situación sea difícil, siempre hay que recordar esta fecha. Nuestros apellidos tienen una historia muy particular con el vino”, agregó.

EL FUNDO DE ELENA

En 1914 don Ambrosio Ugarelli Capelli, inmigrante italiano, se estableció en Santiago de Surco y creó el fundo El Guayabo, donde comenzó producir vinos. Pero, tras la urbanización de Lima, las uvas, utilizadas para el licor, empezaron a sembrarse en el Valle de Ica, Cañete, Lunahuana y Huaral.

Hoy, el fundo es dirigido por la señora Elena Ugarelli, descendiente de Ambrosio, y ofrece una diversidad de vinos y un especial de pisco con pasas.

A Elena la encontramos el primer día de la vendimia cuando celebraba la inauguración de esta fiesta. Su stand había colocado varios ramilletes de uvas en la parte superior de la entrada a la fiesta surcana para que los asistentes las saquen y se las coman.

“Antes, los bodegueros salía en sus camiones y regalaban uvas a todo el pueblo de Surco. Hemos querido escenificar este hecho para que la gente lo recuerde y no se pierda la tradición”, señaló para luego decir que, mientras ella esté viva, siempre habrá vendimia.

Estas tres bodegas junto a la viña Cruz Blanca conforman la Asociación Vitivinícola del valle de Santiago de Surco y son las cuatro últimas representantes de la cultura del vino y pisco en esta zona de Lima.

Fuente: Diario El Comercio, Perú

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