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Todo lo que ignoramos sobre el vino y sobre el cómic

Fuente: http://noticias.lainformacion.com/estilo-de-vida-y-tiempo-libre/gastronomia-restaurantes-y-cocina/todo-lo-que-ignoramos-sobre-el-vino-y-sobre-el-comic_Wd9kq0CEanhxyYnYJen1c4/

Si el mundo del vino no fuera un mundo aparte no se utilizaría la palabra ‘mundo’. Lo mismo pasa con el cómic: sus feligreses no suelen abrir las puertas de su iglesia a cualquiera. Fuera de los confines de sus respectivos planetas, los ignorantes tanto de un asunto como del otro recorren órbitas que no están destinadas a cruzarse nunca. A menos que alguien, desafiando todas las leyes del universo, no decida reunir sus caminos en un cómic.

Los ignorantes, la novela gráfica del dibujante francés Étienne Davodeau recientemente publicada en España por La Cúpula, cuenta un doble proceso de iniciación: el de un dibujante que decide pasar un año en un viñedo para aprender sobre vino y el de un viticultor, Richard Leroy, que se compromete a leer los cómics que le trae el dibujante.

No siempre las lecciones cunden: a pesar de sus superpoderes, de sus “medias multicolores” y de las “críticas entusiastas”, Leroy consigue infligir una de las pocas derrotas a los Watchmen durmiéndose mientras lee sus vicisitudes en la cama. Y para que quede claro, el gran Moebius no le gusta nada.

¿Qué es la viticultura biodinámica?

Sin embargo, en Los ignorantes es la iniciación al vino la que manda, con la consecuencia de que una novela gráfica se convierte en un pequeño manual que recorre todo el proceso que lleva a una copa de vino con claridad y sencillez: desde la poda hasta la vendimia, pasando por conceptos como vino biológico y viticultura biodinámica, aquella que no sólo rechaza el uso de compuestos químicos, sino que también pretende sincronizar el ciclo de producción del vino con los ciclos de la naturaleza.

Incluso hay algún consejo para degustar el vino: nunca en vasos de plástico y sobre todo estando a la escucha del alma del viticultor. Condición que no siempre se da: hay muchos vinos sin alma y viñedos repletos de uvas que se abandonan a los imperativos del mercado.

Los vinos y los cómics tienen también algún punto en común: los cazadores. En el mundo del cómic son los que hacen horas de cola para que un dibujante les firme un ejemplar y luego venderlo en eBay por un precio desorbitado. En el mundo del vino, los cazadores de etiquetas, los que tienen maravillas en sus bodegas privadas y sirven vinos baratos a los huéspedes.

Agradable y entretenida, la novela gráfica de Davodeau celebra al fin y al cabo la humildad delante de lo que desconocemos convirtiéndola en el único motor posible del conocimiento. Los vinos son sólo un ejemplo, todos somos ignorantes.

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